Esta especialidad está orientada
a cubrir necesidades que aparecen en el seno del sistema judicial. Un psicólogo
forense recopila, analiza y presenta pruebas de tipo psicológico que van a ser
tenidas en cuenta en procesos judiciales. Por ejemplo, puede evaluar a una
persona investigada para examinar la posibilidad de que tenga trastornos
mentales, o bien aporta pruebas que refuerzan la hipótesis de que una persona
tiene falsos recuerdos.
A diferencia de lo que ocurre
durante la psicoterapia, en la que también se recopila y se analiza información
relacionada con el comportamiento de una persona concreta, en la evaluación
psicológica forense los intereses del psicólogo o psicóloga y los de la persona
examinada no coinciden. De hecho, entre las tareas que tiene el psicólogo
forense se encuentra la de explorar la posibilidad de que la persona examinada
esté mintiendo para hacer valer una versión de los hechos que le beneficie.
Además de todo esto, la rama de
la psicología forense está relacionada con la creación de perfiles psicológicos
de criminales para ayudar en las tareas de búsqueda y captura.
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