Casi todas las ramas de la
psicología dirigen parte de su atención a los procesos de aprendizaje, pero la
especialización en psicología educativa dirige toda su atención hacia ellos. El
objetivo de esta rama es aplicar técnicas y estrategias para hacer que el
aprendizaje se realice de la manera más satisfactoria posible, haciendo que
exista un buen encaje entre aprendices y maestros.
Además, la psicología de la
educación entiende el concepto "educación" en su sentido más amplio.
No tiene que ver solo con lo que hacen los jóvenes en la escuela, sino que sea
aplica a todos los ámbitos en los que el aprendizaje tenga un papel
protagonista, ya sea en cursos formativos de trabajadores o dentro de familias
y comunidades que deben adaptarse a una nueva situación.
De hecho, desde la psicología de
la educación cada vez se le da más importancia a la necesidad de concebir la
educación como un trabajo en red, que se ejerce mucho más allá de las escuelas
y las academias. Es por eso que parte de los esfuerzos de los psicólogos de la
educación se dirigen a poner en contacto a diferentes agentes que, entre sí,
tienen un papel en la educación de un grupo de personas: maestros, trabajadores
sociales, familiares, etc.
La psicología del desarrollo está
muy relacionada con la psicología de la educación y a menudo se las percibe
como una misma cosa. Sin embargo, la primera está más orientada a los cambios
comportamentales que tienen que ver con el desarrollo madurativo de las
personas y su paso por las diferentes etapas de crecimiento, desde la niñez
hasta la vejez.
Esto es utilizado desde la
psicología educativa para establecer criterios que permitan saber cuáles son
las capacidades y los límites de aprendizaje de las personas, dependiendo de en
qué etapa del desarrollo se encuentren. Por ejemplo, el hecho de que una niña
tenga cinco años permite presuponer que no será capaz de aprender contenidos
que obliguen a la utilización de una lógica formal medianamente elaborada.
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