La psicología del marketing nace
a partir de la psicología de las organizaciones, en el sentido de que está
orientada a cubrir las necesidades del engranaje productivo de las empresas. En
este caso, estas necesidades consisten en dar salida a los productos o los
servicios que se ofrecen, haciendo que la potencial demanda de estos se dirija a
la oferta de la empresa.
En resumidas cuentas, de entre
todas las ramas de la psicología esta especialización se centra en las
investigaciones orientadas a crear servicios y productos atractivos para el
cliente. Por tanto, interviene en la creación del plan de marketing, la
publicidad y el diseño del producto.
La psicología del marketing y del
consumidor se especializa en hacer que lo que ofrecen las organizaciones sea lo
más atrayente posible para el tipo de cliente al que quiere venderse el
producto o servicio, y también establece qué estrategias de comunicación son
más útiles para llegar a este. Se trata de una disciplina muy solapada con lo
que tradicionalmente vienen haciendo las agencias de medios y de publicidad, y
es por eso que este tipo de psicólogos trabajan conjuntamente con los
profesionales de esos ámbitos.
Entre los activos más valiosos de
la psicología del marketing y el consumidor se encuentra el neuromarketing, que
aplica técnicas propias de las neurociencias para ver de qué manera responden
los potenciales clientes o consumidores ante piezas de publicidad, diseños de
packaging (el embalaje del producto), etc. Los psicólogos publicitarios también
pueden jugar un rol importante en estos procesos de diseño según el modo en el
que interpretan la lectura de patrones de activación cerebral, el seguimiento
del movimiento de la mirada ante un cartel de publicidad, etc.
Esta es una de las especialidades
de la psicología más importantes en un contexto en el que los consumidores son
cada vez más inmunes y escépticos ante la publicidad.
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